martes, 12 de julio de 2016

San Fermín tampoco tiene la culpa

 

Al hilo del monotema veraniego: "Violaciones y otras agresiones sexuales en San Fermín", que sufren más mujeres que hombres, y de las que los únicos responsables son los violadores:

 Las fiestas tampoco tienen la culpa
 
En primer lugar, una reflexión para hacer pensar:

¿Sabéis cuál es el lugar donde se producen más muertes?
Los hospitales.
¿Quiere decir esto que los hospitales son mortales?
No. Quiere decir que la gente, cuando enferma, sube allí, y por concentración de personas enfermas, sucede la acumulación de muertes.

Siempre que se concentra gente, alguien muere. Y no por la masificación o por aplastamiento, sino por una simple cuestión de estadística. Por ejemplo, en la carrera popular Behobia-San Sebastián, es habitual que muera algún corredor, en este caso, también por el esfuerzo.
Entonces, ¿el deporte, es mortal? No (otro tema es que el exceso sea malo y que haya que estar preparado).

A lo que quiero llegar es que violaciones hay siempre, y en todas partes.

Y si además, concentramos en una sola ciudad a cientos de miles de personas en unos días, es una simple cuestión de estadística que entre ellos se cuelen deleznables depredadores sexuales, como en cualquier otra situación de concentración de gente.
De hecho, alucinaríais con el porcentaje de psicópatas (1%) que nos rodea, según los estudios, lo que pasa es que no todos son tan tontos de ponerse a matar gente en serie, o no les da por ahí (la psicopatía no es una enfermedad mental, sino que sería más una... ¿anomalía?, no sé, tampoco soy experto, que a lo que lleva es a la falta de empatía y remordimientos, es decir, a ser un monstruo para los demás, un peligro en potencia, y de estos, abundan, especialmente en la clase política, con sus recortes, guerras y demás).

Así que estas fiestas, que ya muchos abogan por prohibir, tampoco tienen la culpa.
Ni la tele. Ni el porno (preguntad a vuestras abuelas cómo era en su época, cuando no existía internet). Ni, por supuesto, las chicas que enseñan las tetas. La culpa de que tantas mujeres, y también hombres, aunque muchos menos, hayan sido abusados en estas fiestas, la tienen única y exclusivamente los agresores, porque nuestra sociedad en su conjunto, o eso me parece a mí, ya no tolera estos actos, ni los disculpa, ni mucho menos los justifica.

Y no son tantos delitos, dada la masiva concentración de gente, como para romperse la cabeza con que algo falla (que si el sistema educativo, que si las nuevas tecnologías, etc., aunque siempre todo sea mejorable), sino que, desgraciadamente, como he dicho, si juntas 1.000 personas en un mismo sitio, la estadística te dice que 10 serán psicópatas, es decir, personas sin remordimientos ni escrúpulos. Así que échale que ahora mismo en Iruña-Pamplona, habrá unos mil psicópatas por lo menos, en su mayoría, hombres, de fiesta. Y no es porque sea San Fermín, ni por el verano, ni por el alcohol, ni por el heteropatriarcado. Cada uno de esos cabrones tendrá su historia personal, pero un punto en común: hacen honor a la frase "El hombre es un lobo para el hombre" (que creo que entenderemos sin que animalistas ni feministas se rasguen las vestiduras); es decir, que hay personas tan egoístas que son auténticos depredadores de otras personas y que nos cosifican a los demás, que sólo nos tienen en cuenta para satisfacer sus instintos, gustos o ambiciones.

Asúmelo, hay gente mala.
Y la seguirá habiendo aunque erradiquemos el machismo, el porno, la televisión, las fiestas populares, incluso aunque haya un apocalipsis y la población se reduzca drásticamente. Hay gente mala, son un peligro, no se puede detectar así como así, nadie está a salvo, etc., pero, ¿sabes qué? Que yo, sin ser especialmente listo, esto lo he sabido de siempre, lo tengo asumido y, aún así, sigo con mi vida. Y ahora voy a salir a la calle a pasearme entre la gente, y por pura estadística (mira que insisto), me cruzaré con algún asesino o violador en potencia; pero mira, no creo que le dé por mí esta tarde. Y no es que yo sea valiente. Yo tampoco quiero ser valiente, como dicen esos carteles ("Al volver a casa, no quiero ser valiente, quiero ser libre"). Ni mucho menos. Pero dejadme ser libre, como lo he sido siempre en la medida de lo posible.

Libre, entre otras cosas, para no ir ni de coña a San Fermín. Es una pena que esas fiestas populares sufran semejante invasión de borrachos incívicos. Porque lo de los agresores sexuales, como ya he dicho, es algo de siempre, en cualquier sitio. Y la culpa es sólo suya, de ellos.

Os dejo con una foto de protestas contra las violaciones en el mundo árabe, donde no hay San Fermines ni, en teoría, alcohol. Lo que echo en falta en la foto son hombres (aunque veo uno al fondo a la derecha). Porque en las manifestaciones de estos días, ahí estaban vuestros amigos, hijos, hermanos, primos, padres, abuelos, novios, con vosotras. Gente buena, que, también por estadística, es la mayoría. Y dejadme que os diga que han crecido en la misma sociedad que los agresores, e incluso es probable que hayan recibido la misma educación.
¡Y puede que hasta incluso vean porno!




Hala, me voy a la calle, a disfrutar. Aunque esté llena de hijos de puta, como siempre, como en todas partes.
Seguid con vuestra lucha, siempre habéis tenido mi apoyo, pero no os equivoquéis de enemigo.

Un saludo

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