martes, 31 de mayo de 2016

Gora España - Lendakaris Muertos

Allá va. Entrada polémica.
No hay nada más contracorriente y rompedor en Euskal Herria que ponerse la camiseta de la Selección española. Justo como la que llevaba el cantante de Lendakaris muertos cuando les vi en 2013 en el festival En Vivo en Bilbao.
Gora Euskadi es lo fácil (en Euskadi). Gora Euskadi y la marihuana eta borroka feminista y abajo la religión católica (las demás molan, especialmente si vienen de Oriente), y venga una y otra vez. "Si cuando dices algo nadie se molesta, es que no has dicho absolutamente nada" es una exageración, pero algo tiene de cierto.
"Sólo los peces muertos siguen la corriente". Que por cierto, esto de tirar de frases hechas también es de cerebros adormecidos (claro, tanta maría, tanta maría...).
Mucho break free, revolución de palo, pero sin saliros del guión, no vaya a ser que no os den me gustas.

Jugaís en casa y sobre seguro, porque durante décadas, la calle ha sido abertzale. El dominio nacionalista del espacio público era tan arrollador que discutir esas ideas era políticamente incorrecto y corrías riesgo de marginación. Su hegemonía derivaba de la legitimidad moral de los reprimidos, de las víctimas de la represión franquista (un saludo, bisabuelo Doroteo, allá donde esté tu cuerpo, aunque tú fueras un represaliado no nacionalista, un riojano que vino a Euskadi a ganarse la vida y le pilló aquí la feroz masacre fascista, tan cruenta aquí como en Madrid; esa guerra la peridó toda España, no sólo Euskadi).
Y así, por ejemplo, cuando unos pocos valientes salieron a celebrar el triunfo de la Roja en la Eurocopa de 2008, e intentaron parar el tráfico en la calle San Martín de Donostia, la Guardia Municipal pidió ayuda a la Ertzaintza, que repartió porrazos para disolverlos, como "manifestación no autorizada" que era.
Aunque esto es más una anécdota graciosa comparada con años y años de amenazas, coacciones, pintadas siniestras, seguimientos, "sé dónde vives", etc., de los matones de la izquierda abertzale, "tenemos la razón y el pueblo está de nuestra parte, pero por si no, lo amedrentamos", repentinamente reconvertidos al pacifismo.
Curiosamente, en esta espiral de acción-reacción, en la que a la represión franquista sucedió el resurgir patriótico y la práctica imposición del euskera a quienes nunca en su historia lo habían hablado (los inmigrantes que llegaron a Euskadi de manera tan masiva que no necesitaron aprenderlo, como mi abuelo Alberto antes de la Guerra Civil), ahora toca de nuevo una reacción, la de los chavales que hablan castellano en los patios de las ikastolas y en las redes sociales.

¿Y así, hasta cuándo? Bueno, soy positivo, la verdad es que cada vez nos tomamos con más filosofía y humor la cuestión identitaria, como indica esta canción, fiel al estilo Lendakaris muertos:

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