viernes, 13 de septiembre de 2013

Pinturas de vino

(ver fotos en la anterior entrada de este blog)

El activo artista lasartearra Miguel Ángel Oribe expone cuadros pintados con vino, esculturas y serigrafías en torno al mundo de esta bebida en el Basque Culinary Center de Donostia-San Sebastián. La colección Nebulosas representa una original novedad en la trayectoria de Oribe, hasta hora principalmente escultor. Los colores del mosto fermentado llaman la atención y casi se pueden saborear. Además, Oribe ha sabido plasmar todo el proceso que da lugar a este caldo, que define como “tiempo embotellado”.

En año y medio de investigación, Oribe ha utilizado 16 denominaciones de origen de todo el Estado y 24 variedades de uva.

El viaje del vino, de la viña a la cata

Oribe quería plasmar varias partes del proceso de creación de un vino, y así surgieron dibujos sobre el viñedo y la viña, la primera parte de todo el proceso, “cuando aún no se nota demasiado la mano del hombre y la naturaleza está trabajando en silencio para hacer crecer la materia prima necesaria, la uva”.

El almacenamiento, tanto en barriles como en botella, es la segunda fase de este viaje. Oribe la ha representado con serigrafías sobre madera y otras de pequeño tamaño sobre papel, así como en algunos de los cuadros. Su idea era “captar el silencio de esos espacios, el paso del tiempo, la evolución pausada del vino”.

Y por último, la cata o degustación de los caldos, la parte final del proceso, “cuando todo lo hecho comienza a tener sentido: es como probar el paso del tiempo, como sumergirse en el camino recorrido por la uva hasta llegar a nuestro paladar, es magia líquida, otra forma de arte…”.

El artista afirma que ha descubierto “un universo tan sofisticado, tan complejo, tan mágico …”, donde ha encontrado “sorprendentes sensaciones y placeres caminando en silencio por esos pasillos, los pasillos con historia donde se envejecen los vinos”.

Y profundiza: “Me he adentrado en una nebulosa que atrapa con sus aromas y sus sabores, una nebulosa de color rojo picota con ribetes fucsia que se vuelven ocres y que trae recuerdos a vainilla y frutos rojos. Una nebulosa que en boca entra suave y frutal, vivo en acidez con tanino bien pulido. Potente con cuerpo. Muy equilibrado”.

Por último, Oribe se pregunta: “¿Se puede degustar una nebulosa? ¿Se puede almacenar la naturaleza? ¿Se puede embotellar el paso del tiempo? Yo creo que eso es el vino, paso del tiempo embotellado”, para concluir: “En el vino hay naturaleza, tiempo, tradición, trabajo, técnica, sabiduría y alma; y creo haber llegado a su alma saboreándolo y pintando con él”.

(ver fotos en la anterior entrada de este blog)

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